Paso a paso
Paso a paso se llega aunque el sendero
se presente sinuoso o empinado,
hay que pisar firme, esperanzado,
sin dejar de lado el derrotero.
Paso a paso se sale en la partida
desafiante, difícil, llevadera;
pero que nunca falte en la maleta:
el tesón, el amor propio, la alegría.
Paso a paso se transita por la vida
dando exámenes sencillos o complejos,
el tema es prepararse, estar atento,
con trabajo, con pasión y con porfía.
Hay que ser testarudo, hay que tener paciencia,
hay que trabajar mucho, sacrificarse más;
para que el “paso a paso” sea un camino
llano, limpio, feliz y decoroso.
Paso a paso se emprenden los senderos,
paso a paso se transitan los destinos:
si tenemos vocación y desafío,
se logran las metas, “paso a paso”
ANA MARÍA BAUSELA
GUARDIÁN DEL TIEMPO
Flor tallada en la piedra.
La piedra negra.
La negra espera
tiñe de tornasol el tiempo.
La flor tallada en la piedra,
en la piedra que fue piel,
sudor, sorbo, soledad.
Tintes idos por el tiempo
de una espera insensata.
La flor de piedra tallada
en la mano del hombre de piedra
que aguarda.
Tiempo esculpido en la piedra.
MÓNICA ARAMENDI
Las cosas del viento
Viento…
gira
que gira la veleta.
Quizás
por el camino más corto
se avenga a recomponer
el aire
en sus voces sin garganta…
Mientras
la veleta
gira
que gira loca de tránsito
(Entre Wind Four)
la noche se va confundiendo
en única y solitaria sombra.
Yo que vengo de emerger desde los abismos
heme aquí,
para enjalbegar al viento
y hacerle rostros de amor
y ponerme en otoño
-cual hojas secas-
entre sus brazos
y rodar allá por los días.
Hilda Colman
19/06/2009 15:59:39
….Donde estas amor de mi vida?
Que no te puedo encontrar…..se que cada vez estoy mas cerca…..hay
algo en mi…hay algo que me dice que estamos a punto de
encontrarnos….no se explicarlo bien, es un sentimiento nuevo….es un
sentimiento intrépido…audaz, sensible, inquieto, pero no como los otros sentimientos que tuve alguna vez….no, no se parece en nada….es
completamente especial…esta lleno de energía y de colores…..de
calidez y de sueños...pero no como los sueños que tuve alguna vez….
es distinto, ahora: aunque intenten destruirme los recuerdos del
pasado...ya no me llega...no me duele…no me hacen
mal…solo siento paz…mucha paz…y espero….espero que el lento
invierno con sus hojas secas y frías…me lleve a tus brazos…
y sin quererlo fundirnos en un eterno beso…pero un beso distinto a
todos los demás… Como nunca antes había sentido…si supieras que estoy
aquí tan cerca…si supieras que mi sufrir fue un eterno aprendizaje
que hoy me esta acercando lentamente a vos…solo dejo que tu
futura presencia me envuelva y pienso: como serás? cuando te veré?
cuanto tiempo mas tengo que esperar? Pero me fijo en un punto y
estoy ahí, donde nadie me ve…y escondo una vez más este sentimiento
tan especial…es solo de los dos….impulsivamente….te busco….y
veo, veo tu brisa…me esta envolviendo …puedo sentirte….puedo
escuchar el sonido de tu voz…puedo ver a través de tus ojos…
y todo deja de existir…estamos solo vos y yo…y puedo escuchar
los latidos de tu corazón…tan sensibles,y furiosos, como las olas que
llegan hasta la orilla del mar…y me quedo…ahí.por unos minutos…
.pienso: “que el camino que recorrí, no fue tan doloroso y feo…
”(solo se tuve que aprender a vivir)….pienso: que mi dolor fue
también tu dolor, por que vos nunca supiste hasta ahora de mi…
pero ahora que estas, aunque solo en tu futura presencia…quiero
mantener esa esperanza en mi todo el tiempo que sea necesario...hasta
que vos estés frente mío y pueda decirte, que hace tiempo que te estaba esperando...”
“la esperanza nunca muere, solo depende de nosotros, mantenerla viva…
y luchar por conservarla, a pesar de lo difícil que sea nuestro camino…”
(Caminante no hay camino... se hace camino al andar)
SOLEDAD BASSO
Silente
Camino por las veredas húmedas de rocío;
el eco de mis pasos resuena,
en la pesada y silente quietud de la noche...
Recorro las calles vacías de gente;
el viento se lamenta en mis oídos,
del verano que fugaz pasó, susurra recuerdos.
Tan triste la ciudad parece, que, a veces,
cundo la gélida bruma la empaña,
semeja un gran Camposanto:
sin cruces, sin flores, sin llantos...
aunque lágrimas parezcan
las gotitas que caen despacio...
¿Qué será que me atrae en invierno
este mar que en verano es infierno?
La tiene a ella...
y eso, para mí, es suficiente.
Miramar,-3 /OCTUBRE / MCMLXXXV
Carlos Galantini Peralta
Parir mundo
Sensaciones estrambóticas
diluídas en voluntades
que no generan ganas.
El no vivir,agobia.
Irracionales formas
abstraciones escultóricas,
inexistentes mármoles
sin figuras añosas.
Pictóricas decadentes,
absolutas y ausentes.
Pinturas sin pinceles
telas sin óleos.
Escritores estructurados
con tempos ignotos.
Vórtices mentales,
torbellinos de la nada,
convertidos en nubes
arrojadas al torrente
espacial de las vías lácteas,
desaparecerán,lo que sea
que tenga que disolverse.
Surgirá una nova,
que traerá una galaxia,
inentendida por seres humanos
pero,formará una génetica,
cambiará a este humanoide
y construirá otro planeta
con gente genial y creativa.
Transformaremos lo irresoluto
por dictados forzados,ignorantes,
de incapaces rapiñadores
dentro de la actualidad constante
en algo vivible,ininterrumpible.
Y naceremos,empáticamente perfectos.
Héctor Labonia
Y LA VIDA PASA
Y la vida pasa…
como agua de río que nace en montaña,
primero, torrente que todo avasalla
después, aguas calmas,
pero siempre agua, la esencia no cambia.
Y la vida pasa…
repitiendo esquemas,
copiando modelos de vidas pasadas,
los que hoy son hijos darán a los suyos
eso que aprendieron en tiempos de infancia,
cambiarán las formas, la esencia no cambia.
Y la vida pasa…
y el amor perdura,
como esas historias que nunca se acaban.
MARÍA JULIA CASTRO
QUEDÁNDOME
Encastillé de pronto un impaciente sueño
cual con vasta incertidumbre comencé la traslación
sin perder la perspectiva de ver siempre el mismo mar
he avanzado a su lado, he planeado intensos verdes
despreciando sitios varios, persiguiendo sendas curvas
yo diviso un enérgico portal: he llegado a Miramar!.
Ingresando a lentos pasos, sigo yendo tengo espacio
sin saberlo, sí, estaba afincándome algo más….
Me recuesto en el paisaje con los ojos entreabiertos
para ver un tanto cerca esos sueños por cumplir
pero oigo por ahí, sonsonetes, suenan mil!
lo he buscado entre gajos naranjados
y lo vi! redondito y algo gris
percibí que me decía, yo aquí estoy feliz!.
Ya en presencia de ese arroyo casi pauso
yo desvisto con premura a la planta de mis pies
y los reto a detenerse, insertándolos al suelo
porque quiero estar aquí, y estoy quedándome!.
Este mar que está cercano y las olas más que inquietas
que me abordan con jadeos, en vigilias continuadas
han logrado que yo pueda liberar mis pensamientos
consentir mis sentimientos, también nutre mis anhelos
es que voy a concederme el placer de estar aquí
y confirmo esa idea: yo estoy quedándome!.
MARGA DUFFEY
Muertos (preludio a la locura)
Los muertos no descansan,
los muertos no duermen...
...sólo esperan.
Ellos aguardan acechantes el momento apropiado
para invadir tu reposo.
Para atacarte en pesadillas,
para punzarte con el dolor de los recuerdos,
para envenenarte con la culpa.
Se alimentan de tu vida,
la comen cuando descansas
indefenso en manos del sueño
(un hermoso ángel blanco
transformado en pútrido monstruo
que te atraviesa con sus garras).
Eres un pobre conejo entre las zarpas de un tigre.
Nada será tu vida si la toman.
La desmembrarán, como lo harán contigo.
Se tomarán prestada tu cordura,
transformándola en delirio
y escapar será imposible.
Noche tras noche serás su presa.
Susurrarán en tus oídos,
y cuando despiertes,
te dejarán enquistado el temor y el sobresalto.
Los demás dirán que estás loco:
sólo tú podrás oírlos,
sólo tú podrás verlos.
Sólo tú podrás exorcizarlos de tu mente.
MÓNICA DUPUY
A UNA MUJER NO TAN FÁCIL
Porfía de mujer
_dicen
en exhibir su aura
de hembra ausente.
Su exilio
le llevó distancias
y ocultos desnudos
en ediciones expuestas
Le cuesta habitar su propio yo...
Y lo que se siente al andar
doquiera vayan sus pasos.
Argumentó
ser carne de cañón
y que no se entrega fácilmente
a las batallas
del día...
Pero que estar está...
Y calla su dolor
Y se hace fuerte
Y así decrece
el deseo
- Deja mujer que bocas hablen
Es tarea de silencios acurrucados,
Sobre pechos desbordando
avientes alegrías.
En refracciones de luz.
Deja
Déjalo correr
como agua que no se detiene
a reencontrarse
con su propio cauce.
OMAR GARI
A mi hijo Daniel que
cumple 48 años”:
Mirando la vida retrocedo, cuando tenias un año ya caminabas,
Era el año 62 hubo una peste la “poliomielitis” y a
ti te toco.
Fue muy duro el trabajo de rehabilitación.
que podrías volver a caminar…era un “sueño”,
Me sentía victima por lo que nos tocaba vivir, hoy
te veo y se que fue para que te fortalecieras, ya que te acostumbraste a vivir con dificultades físicas, por eso desarrollaste esa percepción que pocos tienen, como
ver mas allá de los ojos, desde la “humildad”,
“te hiciste grande”, tienes una industria exitosa,
la gente que trabaja para ti “te quiere” y “
te admira”. en tus hijos veo tu prolongación,
“doy gracias a dios que me permitió vivir
para verte triunfar.”
Si cada invierno genera las flores de la primavera, tal vez para crecer hay que haber pasado ese silencioso invierno, para que broten las flores,
que en verano serán frutos.
Para entender mejor mi pensamiento, voy a
contar un cuentito:
“Un campesino caminando por un descampado
encuentra dos arbolitos de la misma especie….
Y piensa: “aquí los vientos, las nevadas, los hielos
no los van a dejar crecer, y piensa en protegerlos,
por eso va a la arboleda y donde este bien
resguardado, hace un hoyo en la tierra y lleva
un arbolito lo planta en resguardo y el arbolito
“creció” alto, Delgado con poca fuerza, por ser
tan cuidado no tuvo fuerza, “nunca dará frutos.
”(como el niño muy cuidado, qué por cuidarlo demasiado no lo dejan “decidir” por miedo a
que se lastime, se convierte en un pobre niño rico.)
El otro arbolito allá en el descampado fue azotado,
por los vientos, las tormentas, las nevadas y las heladas.
Para sobrevivir creció hacia abajo, hizo raíces
profundas, por eso cuando vino el “buen tiempo” se desarrollo libre con buen tronco, las ramas libres en el otoño, se llenan de frutos, como esta en tierra de
nadie los lugareños y los caminantes recogen las
nueces y se alimentan también los chiquillos
del lugar, se suben y hacen sus juegos…es que
es el “gran nogal”.
FELIZ CUMPLEAÑOS
MAMÁ.
Adela Campos.
El inicio
En una mañana de diciembre, el fuerte sol marchitaba los débiles pensamientos que pasaban por mi cabeza. Salí a caminar sin un rumbo, deambulaba esperando que, en algún instante mágico, encontrara la salida a las preocupaciones que me agobiaban. Al rato y sin buscarlo me encontré en la escalinata de la pequeña capilla de la calle Serrano. Sus pesadas y gruesas puertas de madera abiertas me daban una simple bienvenida, su silencio me auguraba un futuro, por los altos vitreaux provenían rayos de luz multicolores iluminando el camino a seguir. Soledad y recogimiento fueron llevándome hacia el altar mayor, el mismo lugar donde de pequeño tomara mi primera comunión. En una entrega total, desplomado sobre el primer escalón sólo atiné a decir "Señor, por dónde comienzo" una y otra vez.
Desde atrás una joven bien vestida y de modales suaves, me tocó el hombro y me invitó a rezar con ella. Su solicitud me sorprendió. Estábamos solos en el templo y de pronto entendí al instante que iniciar rezando era la respuesta a mi súplica. Pocas veces me sentí tan cerca de Dios como en ese momento. Graciela era su nombre, esposa de un abogado del barrio y no sabía el por qué de la invitación, despidiéndonos con una sonrisa.
A las pocas cuadras, desde el auto, un amigo me pidió que en treinta minutos nos encontráramos en el bar Varela Varelita, ya que me estaba buscando para hablar desde hacia varios días.
En medio de tantos cafés, en casi un monólogo, me dijo que los siete años administrando edificios, lo habían gastado y que había perdido el profesionalismo, no toleraba la forma irónica y agresiva de algunos propietarios, dejando en el último tiempo algunos edificios importantes, sobre todo por el mal carácter que poseía.
Mi deambular matinal por las calles, el encuentro místico con Graciela y la forma eufórica de hablarme de mi amigo, me hacían perder partes de su conversación.
Como si ya hubiera descargado toda la bronca que tenía en su interior, hablando más despacio y lento me preguntó por mi familia y otros temas en común.
Después de un largo rato, con el cenicero lleno, me dijo que me dejaba toda la administración y que más tarde haríamos un convenio.
Pasé casi veinte años administrando una considerable cantidad de edificios que me redituaron económicamente, debiendo pasar diversas vicisitudes. Pero siempre salía adelante porque no olvidaba que cada uno representaba aquella pequeña Capilla "San Francisco Javier"
de la calle Serrano.
RAFAEL GRANILLO POSSE
No,a tu otoño
Ha llegado
el otoño a tu vida.
Hojas secas
caídas en la hierba.
Las recojo prontamente
y las aprieto
contra tu cuerpo,
antes que el viento,
hostil,
las desparrame.
Dale tu savia
¡que fluya la vida!
inyéctale primaveras,
con el recuerdo de ellas,
revivirás.
Vuelve lozana,
renueva tu juventud,
agrégale pasión
y las ganas y el amor...
harán el resto.
Héctor Labonia
Arlequín
Ocultas intenciones rodea
el ovalo de la cara
¿bondad, codicia?
sin máscara ni personaje
eres el protagonista
el rictus de tus rostro
disfraza la realidad
¿ a quien le temes?
al desamor
a ti mismo
como soplada por el viento
huye el alma
en el brillo alucinado
de tu mirada
IRMA LIPPO
Noche mágica
En una noche calida de luna llena yo me encontraba en mi balcón mirando el mar. Una hermosa luna rodeada de estrellas va moviéndose entre ellas.
El mar las saludaba con sus olas gigantes, como si quisiera alcanzarla (es una noche mágica). Escucho el ruido del aletear de los murciélagos, el chistido de las lechuzas, el silencio de la noche. No dejo de observar tanta belleza. Las estrellas parpadean sin cesar, como si se comunicaran entre ellas.
Pasaron las horas y yo seguí extasiada con ese cuadro que se presentaba ante mí, pero no duró mucho tiempo y yo deseaba que la hermosa luna continuara exhibiéndose en ese espectáculo fabuloso de la noche. Lamentablemente fue subiendo la luna para alumbrar mas arriba y los peces saltaban como si fuesen burbujas, como pidiéndoles que no se retirara, en la cual ellos también disfrutaran de esa noche mágica.
Yo me retire a mi cuarto, agradeciendo al Señor de los cielos por darme una noche mágica.
Celina F. Morales
ESENCIA DE MUJER
(Para Alfonsina Storni)
Sobre este libro añoso los versos de Alfonsina
me traen raras visiones de arenas y de mar
y entonces te contemplo jugar con las ondinas
o sangrar un soneto fatigada de amar.
Sonreír con tus locos amigos los poetas,
rezar por aquel hijo, que no nazca mujer,
mirar con rebeldía a los que no te comprenden,
aquellos hombres necios que no supieron ver.
Con ansias infinitas buscarás al amante
detrás de la quimera del sempiterno amor,
y entregarás en versos que todos recitemos
piadosas letanías de un roto corazón.
Y veo tus desencuentros, las luchas silenciosas,
las frases tan dolientes por el mucho sufrir,
tu cuerpo cual ofrenda llevada por las aguas,
tu alma cual poema que nunca ha de morir.
Me encantaría Alfonsina que goces entre olas
risueña y toda blanca por la espuma y la sal,
más alta, más altiva, danzando con sirenas,
hilando nuevos versos para volver a amar.
De pronto tu figura se vuelve luminosa,
emana un brillo intenso que envuelve hasta tu faz,
para después hundirte soberbia y esplendente
detrás de la anhelada, de la infinita paz.
Así en estas visiones te evoco hoy Alfonsina
hermana en las estrofas que nunca escribiré,
recibe en este envío, ensueños alocados,
mi elogio más ferviente, esencia de mujer.
Víctor RAINIS
2007
.
Aromas del Ayer
Aun hoy, flotan en el aire imágenes y aromas entrañables, de un tiempo que nunca olvidare.
Era Santa Ana recuerdo, y como todos los años, la casa se vestía de fiesta ese día...
¡Mamá!, ¿Que mantel debo poner? Le dije en un grito desesperado, cuando abrí el aparador y me encontré con cuatro o cinco manteles, todos iguales para mí. Ella me miro, con la mirada más dulce que una madre puede dar y eligió aquel mantel de lino, inmaculado, me ayudo a desdoblarlo y juntas lo extendimos sobre la mesa.
Después vinieron los platos de loza inglesa, con sus típicos paisajes en azul y blanco, las copas, de cristal de Bacará como decía mi madre, ubicadas en orden de mayor a menor, agua, vino, jerez, champagne. ¡Que juego inolvidable! Recuerdo a papá, pasando el dedo mojado con cierta habilidad por el borde de la copa, un sonido agudo, irrumpía en el comedor haciendo vibrar cada objeto; mamá se ponía nerviosa, tenia miedo que estallara alguna ventana, pero eso nunca sucedió. La verdad, era cuestión de técnica y papá se sentía orgulloso por ello.
Los cubiertos, se guardaban celosamente en un mueble diseñado para ellos, con tapa de mármol, puerta de cristal biselado y madera de caoba, eran de plata francesa, muy antiguos. A mí me gustaban los de pescado, sobre todo los cuchillos, que tenían un dibujo grabado en la hoja, que los hacían más originales que el resto de los cubiertos, pero esta vez no me los pidieron.
Saque los adecuados para la ocasión y los ubique en la mesa, conforme me había enseñado mamá. Pensar, que solo se usaban tres veces al año y una de ellas era hoy.
Mi familia los había recibido en herencia hacía muchos años, al igual que las copas de cristal, tan frágiles que al menor roce sucumbían. Recuerdo a mi abuela decir cuando se rompía una, “tienen manos de manteca”, siempre me gusto esa expresión, era tan gráfica. Por esa razón me esforzaba mucho en poner la mesa, cuidando de no cometer ninguna torpeza.
El festejo de Santa Ana era muy importante en mi casa, ya que mi abuela y mi madre se llamaban así, Ana, por esa razón todo debía salir muy bien ese día.
Me ocupaba de confeccionar cartelitos, con los nombres de los invitados, así cada uno tendría su lugar preferido en la mesa. Mi abuela se sentaba en una de las cabeceras, ella fue siempre el alma de la casa, todos la respetábamos por su sabiduría de la vida.
Había terminado de acomodar las sillas, cuando me acerque a la ventana y note que estaba oscureciendo, corrí a la cocina, quería avisarle a mi abuela que los invitados estarían prontos a llegar.
¿Que ocurre?- Dijo ella, -¿porque tanta prisa?
¡Ya vienen! Le dije, ¡ya vienen! Es casi de noche.
No te preocupes, me respondió, tengo todo listo.
En ese momento, me envolvió un aroma a caramelo, que me hizo dar vuelta y encontrar sobre la mesa una fuente de plata, estaba cubierta con rodajas de ananá y fetas de lomito ahumado, todo caramelizado y adornado con hojas de lechuga, bien verdes, cortadas en juliana. La combinación de colores hacía del plato, un regocijo para la vista.
Es la entrada, me dijo ella, o mejor dicho el plato frío, ¿te gusta?
¡Claro! Le respondí, ¿puedo probar?
Inmediatamente, mi abuela preparo uno especialmente para mí. Primero, acomodo una feta de lomito sobre la rodaja de ananá, luego lo espolvoreo con azúcar, tomo una vara de hierro con un disco en uno de sus extremos y lo puso al fuego, cuando estuvo bien caliente, marco el lomito con él y un aroma dulzón sé volvió a sentir en la cocina.
¡Esta delicioso! Le dije, ella sonrío y me miro pensativa como si en ese momento, estuviera a mil kilómetros de allí.
Mi abuela era una mujer especial, de pocas palabras y mucho carácter, la disciplina era su lema y la cocina su refugio, su mundo, y en él, las puertas siempre estuvieron abiertas para mí.
Aprendí mucho con ella, y pase largas horas de mi niñez mirándola preparar la comida, sus manos finas, sus dedos largos, iban y venían cortando, picando, salteando, sin perder el más mínimo detalle, era excitante ver las cacerolas humeando y ella envuelta en esa fiesta de placer.
Había estudiado el Arte Culinario, en Buenos Aires, con un chef japonés muy renombrado en su época.
La vida la había vuelto dura, dura como un roble, de origen catalán, ella pertenecía a esa raza de mujeres en extinción, que sobrevive la muerte de un hijo, sin derramar una sola lagrima, pero detrás de esa coraza, era toda dulzura.
Eso lo demuestra la tarde de la fiesta, cuando dejo que la ayudara a preparar el plato principal. Yo estaba profundamente emocionada y no paraba de hablar, cuando de pronto me miro y supe que debía callarme y prestar mucha atención.
Era un peceto al horno mechado con ciruelas y acompañado con papas noicette.
Primero limpio muy bien la mesada, saco las herramientas necesarias y cuando estuvo todo listo tomo la carne y con la precisión de un cirujano, le hizo un corte en uno de sus extremos y poco a poco fue introduciendo el cuchillo en forma horizontal, hasta llegar casi a la otra punta, yo miraba todo sin perder detalle.
Luego, me pidió que le alcanzara las ciruelas pasas, que se encontraban en un bol con agua y una a una las fue metiendo dentro de la carne. Preparo una asadera con rodajas de cebolla, formando un colchón y acomodó el peceto sobre ellas.
Ahora viene la parte más emocionante, me dijo, vamos a preparar una vinagreta, presta mucha atención porque las medidas deben ser exactas, así de esta manera llegaremos a buen término con la cocción. Colocaremos en una taza:
1 pocillo de aceite
1 pocillo de vinagre
1 cucharada al ras de orégano
1 cucharadita de pimienta blanca
1 cucharadita de sal
2 dientes de ajo bien picado
Una vez mezclados muy bien los ingredientes, ella fue volcando la vinagreta sobre la carne.
¡Que bien huele! Le dije, se ve sabroso, ojalá algún día cocine como vos. Creo que con esas palabras la descoloque, pues lo único que me dijo fue ojalá, ojalá. Luego abrió la tapa del horno, que estaba bien caliente y acomodó el peceto.
Pero con las papas no fue tan emocionante, tampoco fácil, había que hacerlas redonditas como una bolita y no una, ni diez, cerca de cien por lo menos. Por suerte, ella ya me había enseñado a hacerlas. Para eso tenia una herramienta especial, parecida a una cucharita, que las ahuecaba y le daba la forma deseada. Estuve horas practicando, recuerdo, hasta lograr que salieran casi perfectas y esa tarde me felicito.
Sé que mi abuela estaba orgullosa de mí, sabia que sus secretos no se perderían. A pesar de que no era muy demostrativa, tenía mucha paciencia conmigo y yo la admiraba por ello.
Luego de haberlas secado muy bien, acomodamos las papas en varias asaderas y las llevamos a horno caliente, no sin antes salpimentarlas.
Ya estaba todo en marcha en la cocina, los aromas se entremezclaban provocando un deleite para el olfato. No veía la hora de que llegue la noche.
Fui al comedor a terminar de prepara la mesa, mientras ella se quedo allí ultimando los detalles.
Como de costumbre, mi abuela se lucio ese año, el otro, y muchos más también. Tuvo una vida larga, llena de penas y alegrías por igual, ella marcó gran parte de mi existencia, como lo hacía con el lomito ahumado, a fuego.
En el presente, mi abuela ya no está, se fue yendo despacio una tarde de otoño, junto con las hojas amarillas del tilo, que ese día, no dejaban de caer. Era su árbol predilecto, decía, porque su tronco fuerte, sus ramas añosas y sus hojas en forma de corazón eran sinónimo de vida, de gratitud y de amor.
Nunca se dejo vencer por nada ni por nadie en el mundo, y se mantuvo fiel a sus principios hasta el final.
Tampoco esta mi madre, alegre y candorosa como era su costumbre, ni sus platos de loza inglesa, sus copas de cristal y sus cubiertos de plata.
Sus ausencias me conmueven hoy como ayer, hasta lo más hondo de mi corazón.
Pero algo sucede cada año, la noche de Santa Ana, la casa, vacía y sola, parece brillar ese día y de la cocina sale un aroma dulzón a caramelo, que me estremece el alma.
Es el espíritu de mi abuela que ronda la casa. Ella, no se ha ido.
CRISPIN
MARÍA CRISTINA PEGORARO
La Cascada
Nació cristalina y tibia del útero de la madre tierra.
El bosque miró con cierta envidia,
el misterio que la misma encierra.
Se transformó en vertiente,
su constante fluir
la convirtió en cascada.
Comenzó su carrera hacia el mar,
traviesa, juguetona, indiferente, libre.
Buscó el cauce que la llevaría a su destino,
luciendo a cada paso
su bella cabellera
de niña enamorada.
ALICE REYDÓ
Despertar en compañía
Uno va por la calle silbando bajito esa tonada pegadiza que escuchó en la radio al despertarse cuando el sol aún se mantenía oculto. Es un tarareo que se mezcla con la espuma del dentífrico, nos acompaña entre sorbo y sorbo de café y se interrumpe con los mordiscos de la tostada para continuar después su monótona melodía. Involuntariamente se nos escapa de la boca y precede nuestros pasos por la ciudad en sombras.
Si subimos apenas el tono, el silbido se cuelga de los árboles de la plaza, se detiene ante el semáforo en rojo haciendo malabares y se va, detrás de la muchacha que nos cruza la mirada, para regresar otra vez a nuestros labios.
En su andar despreocupado va flotando entre la gente madrugadora en busca de una oreja hospitalaria donde cobijarse. Seguimos con él a cuestas hecho apenas un susurro latente si los colectivos hacen rugir sus motores pero sale al aire nuevamente y baila un valsecito al compás del pregón del vendedor de diarios.
Aburridos, queremos deshacernos de ese ronroneo fastidioso pero nos es imposible. Solo, trepa balcones a saludar margaritas y rezonga ante el ruido de persianas que se levantan. Desciende, luego, a desafiar el trajín de una ciudad ya despierta.
Va sorteando edificios y negocios. Si nos detenemos en el kiosco espera a que compremos cigarrillos mientras se cuela entre chicles y caramelos. Viaja escondido en el humo del tabaco y sus notas se entrecortan con cada pitada. Nos envuelve y nos hace sus esclavos.
De pronto, somos un enjambre de musiquitas deambulando caprichosas por las calles. En ese espacio ahora lleno de ruidos ensordecedores, la oreja de uno escucha, casi inaudible al principio, la misma tonadita silbada por otra boca. Comprende que la suya deja de ser entonces un simple silbidito repetido sin ton ni son.
Los silbidos se encuentran al unísono, se reconocen, se convierten en un concierto de melodías y nos abandonan para irse sin avisarnos siquiera.
Eso sí, hasta la mañana siguiente nos quedamos irremediablemente mudos.
GUILLERMINA SÁNCHEZ MAGARIÑOS
Un beso
Quiero robarte un beso
suave, delicado
como brisa
en los amaneceres de verano.
Un beso que
conserve el perfume de
la rosa que tu respiras
endulzando nuestras bocas.
¿Sabes, no sé porque?
Hoy, en este momento,
quiero robarte un beso
de fino cristal.
Te extraño.
OSCAR OBDULIO ZINERONI
Diálogo
Esta mañana,
sorprendí a mi abuelo
En diálogo con el espejo.
Se tocaba la cara,
Como acariciando sus arrugas.
una y otra vez se pasaba las manos
sobre su preciosa cabellera nevada.
Entrecerraba los ojos y murmuraba,
quizá añorando tiempos idos.
Seguí agazapada,
tratando de escuchar;
sentí húmedos los ojos
y trizada el alma.
Con voz quejumbrosa
le contaba al espejo;
-parece que ahora
no soy más ser humano…
En televisión, casi siempre hablan
de la gente mayor, como yo.
¡Nos dan nombres raros!
nos dicen gerontes, sexagenarios, octogenarios,
y algunas más, ¡siendo tan lindo el de abuelo!
También me gusta
El de adulto mayor, pero geronte ¡es tan feo!
Antes de salir del cuarto
le dijo al espejo:
¿Viste, hermano? ¡Ahora solo soy un geronte!
Dejando mi escondite,
corrí hacia él, pidiendo perdón.
¡No eres nada de eso, solo mi abuelo adorado,
el mismo ser humano
valioso de siempre!
Sobre nuestras manos enlazadas,
se deslizaban lentamente
algunas lagrimitas…
Francisca Vardé